La periodista Sofía Caram autora “Condenada”, presentó su libro el viernes último, en la Feria del Libro, en el salón Coty. Además de contar como fue gestada la obra, el momento de su vida en que se encontraba cuando aceptó el desafío de escribir sobre la causa que enjuició a la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, describió otras realidades, la del poder judicial, la actualidad del trabajo periodístico y los vericuetos de las licitaciones de la obra pública en Argentina.
Sofía Caram es periodista y se especializa en secciones sobre política, judiciales e infancias. Es locutora y autora del libro “Condenada”, que se presentó en la Feria del Libro. Además, se desempeña como conductora del programa “Esquina de Radio”, en Radio 10, y es columnista del portal de noticias C5N y Ámbito Financiero de Buenos Aires.
Durante el tercer trimestre de embarazo de su hijo menor, que hoy lleva a upa a cada presentación, comenzó a escribirlo: “no se podía decir que no” recuerda Sofia del momento de cuando le propusieron convertir la cobertura periodística en un libro que fue lanzado en abril de este año.
Caram fue presentada por la doctora en Comunicación Social y periodista, Leila Torres, quien expresó “me pone muy feliz que en esta feria no vamos desapareciendo de agenda, el periodismo, que es necesario discutirlo en estos 40 años de democracia”.
“Es una obra documentada sobre un juicio histórico en la causa vialidad en tiempos de posverdad, infodemia, falsedades, intereses sectoriales”, precisó Torres y agregó que “en el libro encontramos un escrito documentado en el que nos cuenta el proceso artesanal de haber escuchado 120 audiencias, más de 100 testigos, y en ese proceso haber sorteado la pandemia, las elecciones, escribir un hijo, es interesante como lo organizas, como haces muy amigable el lenguaje judicial, que es muy excluyente”.
El comienzo. Periodismo judicial
Caram empezó a cubrir el proceso judicial contra Cristina de Kirchner y otros 12 imputados, primero para Página 12, asistiendo a sus colegas Raúl Kollman e Irina Hauser. “Yo les dije, primero no sé un pomo de periodismo judicial y segundo no sé escribir” se sinceró la periodista sobre sus comienzos en la gráfica y en el periodismo judicial.
“El maestro Raúl Kollman me ayudó y me enseñó, no solo a escribir, sino también a como traducir expedientes judiciales en una nota periodística, que se entienda, que interese, que no reproduzca fallos sin explicar nada”, resaltó Caram. “De a poquito fui aprendiendo el mundo de tribunales, de la justicia federal, de Comodoro Py, que es muy hostil, sobre todo con las mujeres periodistas”, contó.
Para Caram a través del periodismo judicial “se empieza a conocer más lo que pasa adentro del claustro, adentro de esos lugares que suelen ser oscuros, con un lenguaje que no entiende nadie”.
Lo describió así: “En el Poder Judicial en la Argentina hay muchos fueros, y mucha gente que labura y mucho, los trabajadores y trabajadoras del Poder Judicial muchas veces van a baños que no tiene ni papel higiénico, no tienen hojas, resma, birome, la tienen que poner ellos, de sus bolsillos”.
Asimismo, destacó que “nos olvidamos que el Poder Judicial es un servicio público y que cualquier ciudadano o ciudadana requiere de ese servicio público cuando se quiere divorciar, denunciar un marido golpeador, una amenaza, un problema con un vecino, un conflicto laboral, cuando la patrona no quiere pagar lo que corresponde o cuando los echan y no los indemnizan, ahí necesitamos que los servicios de justicia funcionen como corresponde, que sea rápido, y ahí nos damos cuenta que funciona mal”, destacó. “Entonces bienvenido el periodismo judicial para mostrar que hay un poder judicial y un servicio de justicia que debe ser mejor”, sostuvo.
La cobertura. Comodoro Py
Comodoro Py, el espacio donde se desarrolló la cobertura tiene un lugar central en este libro y así lo definió: “son los expedientes que empiezan a tener un interés político y cuando la política empieza a judicializarse y empieza a politizarse la justicia”. “Es cuando empieza a aparecer cada vez más voces que empiezan a contar lo que pasa adentro de Tribunales y el periodismo judicial empieza a tener más preponderancia”, describió.
Continuó explicando “toda esta problemática del Poder Judicial en general se traslada y maximiza a la justicia federal de Comodoro Py, que es un edificio grande que tiene la calle Comodoro Py en Buenos Aires, en donde se cocina el guiso de las causas de más poder en la Argentina: trata de personas, narcotráfico y corrupción”. “Por eso cuando se habla de la justicia en general es esa porción chiquita de la justicia, que es Comodoro Py”, sostuvo.
Seguidamente, Caram contó los orígenes de la justicia federal diciendo que “Comodoro Py nace en ese edificio, que antes de 1991, que es cuando se crea la Justicia Federal a instancias de Carlos Saúl Menem, el presidente que salió de esta provincia, ese edificio era el de Vialidad Nacional, gran parte de los testigos que pasaron por Comodoro Py eran funcionarios de carrera de Vialidad Nacional y Provincial, se sentaron en ese edificio, miraban y decían ‘miren lo que son las cosas yo trabajé acá y ahora vengo acá como testigo a hablar de las rutas y los expedientes que yo firmaba en este mismo edificio’”.
Caram definió a Comodoro Py como “un gran dispositivo de persecución penal a un sector de la política argentina”. Precisó que “la única causa que avanzó y tuvo la condena de una funcionaria en funciones fue la causa contra Cristina Fernández de Kirchner y terminó siendo en ese edificio de Comodoro Py”.
“Datos, no pregunto, hecho concreto, no opino y ¿las causas contra otro sector de la política?, seguí la causa peajes, parques eólicos, causas que tenían nombre: Mauricio Macri o funcionarios de su gobierno, todas impunes y guardadas en un cajón, ni siquiera la gran mayoría de ellas llamados a indagatoria, etapa de instrucción”, señaló la periodista.
El libro. Condenada
Condenada nace a partir de la cobertura del juicio que empezó para Pagina 12, pero después sus editores y Gabriel Morini, subdirector de Ámbito Financiero, más la decisión de las autoridades del diario, fue la de hacer un seguimiento exhaustivo del juicio. “No importa lo que pasara, había que seguirlo y consignar lo que pasaba, algunas eran un embole”, recordó Caram y detalló que “hemos estado meses hablando de expedientes, de facturación apócrifa, del traslado del cemento, de cómo se tiene que construir una ruta, cuestiones muy técnicas y muchos me decían tenes que escribir».
“Yo decía ¿a quien le va importar un libro sobre las rutas de Santa Cruz?, ¿cuánto sale?, ¿cómo se cotiza una licitación para una ruta en la Patagonia, a diferencia con la construcción en una ruta en La Pampa?”, contó sobre los primeros interrogantes que surgieron ante el desafio de escribir el libro.
Con el tiempo los interrogantes tuvieron respuestas: “Entendí y sobre todo en la última etapa del juicio que no era un libro sobre el cemento, era una historia mucho más profunda y había una historia para contar que hablaba de la política con mayor centralidad en la República Argentina en los últimos 20 años, te guste o no te guste, la putees, la quieras, la votes, no la votes”. “Y además por primera vez en la historia de la justicia federal se estaba enjuiciando y luego condenando a una vicepresidenta en ejercicio y esto tenía una dimensión histórica”, resaltó Caram.
Con el libro ya publicado y en pleno periodo de presentación, Caram dijo que “el libro intenta y es un esfuerzo muy grande por no levantar el dedo todo el tiempo y decir lo que tenes que pensar”.
Precisó que “mi objetivo fue rescatar la tarea periodística de una cobertura periodística, que, en tiempo de precarización de nuestro laburo, conspira mucho para que podamos hacer este tipo de trabajo, porque tenes mil laburos y porque es difícil poder cubrir audiencias, que a veces duraban ocho horas”.
“Es rescatar esa tarea periodística, que, en tiempo de fanatismo, grieta, de medios muy maniqueos, las y los periodistas quedamos muy atrapados en el juego de los grandes medios de comunicación que te dicen lo que tenes que pensar todo el tiempo sobre cada hecho que pasa, lo más imparcial posible de lo que estaba pasando en el juicio”, describió Caram.
Continuó detallando que “el libro cuenta la acusación, lo que dicen los fiscales, la instrucción, las pruebas, muestra las pruebas que la fiscalía expuso, cuenta que existió un empresario que estaba sentado en el banquillo de los acusados y que fue condenado junto a Cristina Kirchner, que se llama Lázaro Báez, que era amigo de los entonces presidentes, que se enriqueció al compás de la presidencia de Néstor y Cristina gracias al otorgamiento de la obra pública en la provincia de Santa Cruz”.
Según Caram el libro también es un “planteo ético” y aclara: “no digo que no hay delito, no tengo la capacidad para decir que no hubo delito, si tengo la capacidad o esa potestad me dio la cobertura periodística de casi cuatro años y me animo a decirlo humildemente, que sí hubo delito, en este juicio no se probó”.
Si la bala hubiera salido
En el medio del proceso de escritura del libro, Caram recordó que “alguien agarró un arma y apuntó a la cabeza a la principal protagonista de la historia” y contó lo que ese hecho significó en lo judicial señalando que “tuvo tan poca repercusión en el expediente del juicio con muy poquititas verificaciones de algún abogado, el tribunal y la fiscalía no dijo nada de que hubiera pasado si esa bala hubiera salido”.
También la periodista reflexionó que “estamos a 40 años de democracia, se rompe ese pacto democrático en medio de este juicio, de no dirimir la diferencia política a través de la violencia física algo que se había superado en la Argentina”.
Para Caram “no se puede escindir un hecho del otro”, y contó que “cuando estoy escribiendo el libro, el fiscal pide dos años de prisión, más la inhabilitación, empieza el desfile de gente durante 10 días en la puerta de la casa de Cristina Kirchner para apoyarla, respaldarla y se empezaba a olfatear y sentir en el aire que su figura empezaba a crecer nuevamente, como le suele pasar a Cristina, en la adversidad empieza a crecer”.
Para concluir resaltó que “en ese mismo marco le ponen un arma en la cabeza, entonces no se podía escindir un hecho del otro, lo cual está consignado en el libro y transforma a Condenada en un libro que no solo cuenta la historia de Cristina Kirchner, sino que además la historia chiquita de los últimos cuatro-cinco años de la Argentina”.