¿Qué hacemos con los discursos de odio?

Desde Somos Mujeres dialogamos con referentas del ámbito político, sindical, académico y de la comunicación para conocer propuestas o iniciativas que pudiéramos trabajar en sociedad con el objetivo de superar esta etapa de los discursos de odio.

Los discursos de odio, no son un cliché, ni una novedad, hace tiempo se instaló en nuestra sociedad, hoy con el intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, nos preguntamos si esa situación fue el límite y también ¿por qué no son considerados así por toda la sociedad?

Cada una de las consultadas desde sus experiencias, conocimientos, ámbitos de acción analizaron los discursos de odio y realizaron sus propuestas para trabajarlos, contrarrestarlos y lograr su erradicación.

Lourdes Ortiz-diputada provincial del Frente de Todos por Capital-

“No solo en lo personal, sino también desde el colectivo de mujeres y diversidad, hace tiempo se viene tratando en poner en la observación de la sociedad como se construyen estos mensajes de odio y hacia donde apuntan y cuál es el objetivo. Nosotras, como mujeres y diversidades, sabemos muy bien lo que es transitar las consecuencias de estos mensajes, que se construyen primero como una cadena casi automática de reproducción, que logran, principalmente, los medios de comunicación, que son espacios que generan opinión pública, que entran en la vida diaria de las personas, de las sociedades.

También podemos hacer referencia a la construcción en este sentido que hacen los medios hegemónicos y las redes sociales, que han cobrado un rol importante, por dos cuestiones, primero los medios hegemónicos porque claramente tienen un alcance y un mecanismo de persuasión que logra construir este sentido en los oyentes, televidentes y por otro lado las redes sociales que se establecen como un espacio, casi sin ningún límite ético.

A la hora de pensar el uso responsable de las redes sociales desde la expresión que tiene cada individuo, por supuesto que se tiene que trabajar siempre para garantizar la libertad de expresión y prensa, de la misma manera debiéramos poder saber todos los ciudadanos y ciudadanas que ningún derecho es absoluto, que son relativos, y que no tienen que llegar a transgredir o superponerse con otro derecho.

Lo que ha intentado visibilizar el colectivo de la diversidad en relación a estos mensajes de odio es que nacen de una clara concepción patriarcal, de seguir sosteniendo en un sector de la sociedad la exclusividad de los derechos y con el afán de seguir segregando, porque cuando el movimiento de mujeres y diversidades plantea la ampliación de derecho obviamente que ponen en tensión los privilegios de ciertos sectores de nuestra sociedad y sucede lo mismo cuando vemos en lo que a detonado la cuestión sistemática de esta construcción odiosa del mensaje, en un hecho tan alarmante, como ha sido el atentando contra no solo una persona, una mujer sino que se ha atentado contra la seguridad nacional, las instituciones, la practica democrática.

 A esto lo podemos trabajar en nuestra sociedad, primero no dejando de hablar sobre esta situación, que no ha sido un hecho aislado, sino que podamos lograr conciencia de como esto se ha ido sosteniendo incrementando desde esta imposibilidad de convivir en la disidencia de pensamientos e ideas, porque incluso trasciende lo partidario este precedente, el atentado contra la vicepresidenta pareciese que incluso después de este hecho algunos comunicadores, dirigentes políticas terminan justificando que cualquier persona que no coincida con lo que pensamos, sentimos y deseamos tenemos la posibilidad de exterminarla entonces habla de cómo hemos llegado a una situación de suma intolerancia con el pensar distinto.

Si me voy a lo político partidario, lo he dicho en la última sesión especial, mi identidad política partidaria me pone desde un lugar y está ahí mi convicción y mi creencia y mi ideología de entender que no voy a pensar jamás como piensa un militante libertario o de derecha, nunca voy a pensar igual, no voy a actuar igual y no voy a poder nunca vincular o emparentar los modelos de país o de gobernabilidad que tenemos.

De la misma manera que jamás pensaría en eliminar aquel militante que sostiene una postura con la cual nunca voy a coincidir, entonces está bien que nosotros podamos sostener que en la práctica democrática una de las posibilidades es el disenso y a lo que estamos obligados todos y todas a poder convivir en esa pluralidad, diversidad ideológica.

Es una tarea que tienen que asumirla quienes tienen responsabilidades públicas con mucha conciencia porque generamos opinión, replicamos y porque también damos un mensaje que es tomado por ciudadanos y ciudadanas que tiene una referencia o construyen una identidad con ciertos dirigentes de la política.

De la misma manera los medios de comunicación que son por naturaleza formadores de opinión, esa es la tarea, poder primero lograr la conciencia sobre desde que intereses o con que mecanismos surgen estos mensajes de odio que son una construcción de sentido sobre todas las cosas, no únicamente sobre la vicepresidenta y resalto esta es una tarea que ha venido tratando de poner de manifiesto el movimiento de mujeres y disidencias hace mucho tiempo, porque las mujeres y las disidencias seguimos siendo víctimas todos los días de esos mensajes de odio que muchos se traducen en violencias extremas como los femicidios y travesticidios”.

Roxana Quinteros, titular del Instituto de Responsabilidad Social de la Provincia y licenciada en Comunicación Social

“Es un tema muy complejo, los discursos de odio, que ahora se han puesto en auge en función del casi magnicidio de Cristina, creo que hay que mirarla a la cuestión desde una perspectiva de género y diversidades, casi todos los análisis, me enfoco a ver, a analizar y a mirar desde ese lugar. Es una decisión y convicción porque me permite ver y entender otras cosas.

Los discursos de odio, por supuesto, que también están dirigidos a los varones, diversidades, las mujeres y al colectivo, me parecen que están más facilitados  hacia elles, no es lo mismo cuando el objetivo es una mujer o una persona trans, es mucho más duro el discurso, y más si hacemos este análisis desde la intersectorialidad, que tiene que ver con la etnia, el color de piel, la clase social, si es de capital o del interior, todas esas otras variantes hace que sea el discurso como más enfocado para esa franja de la población.

En mi rol como comunicadora, creo que este nuevo paradigma comunicacional que tiene que ver con las tecnologías de la comunicación y la información que trastocaron no solo nuestra carrera, sino todas las prácticas sociales, la sociedad se debe no solo un debate sobre redes sociales, sino también sobre la legislación de las mismas, poder generar un marco regulatorio mínimo que no quede tan al azar. Esta revolución tecnológica terminó avasallando todo y todavía no nos logramos acomodar y en ese contexto los discursos de odio se vehiculizan y potencian mucho más a través de las redes sociales y de la comunicación. Esto no quiere decir que no exista el odio, la discriminación, la xenofobia y el machismo, eso es algo previo, pero sí creo que encuentran un trampolín más peligroso a través de las redes sociales y la viralización.

Creo que como sociedad podemos tener un poco más de responsabilidad social y ese punto tiene que ver con la legislación y el desempeño de quienes hacemos comunicación, sea desde una fotografía, un audiovisual, una redacción, hay un plus, no nos podemos desprender de eso, hay un impacto distinto, ni siquiera sabemos, ni medimos hasta dónde puede llegar.

Tenemos muchísima más responsabilidad hay que entenderlo, debatirlo y no todo se puede en el marco de la libertad de expresión, y no estoy de acuerdo con que la libertad de expresión justifica todo.

Una propuesta es generar una buena legislación en redes, en lo digital, sin caer en la censura, ser más responsable y hacernos cargo, a través de sanciones, derechos de réplica, compensación. Hoy todo el mundo dice lo que se le da la gana, desde periodistas a no periodistas, porque cualquier persona que se crea un face ya es periodista, las redes sociales han convulsionado nuestra labor, no hay ningún marco regulatorio, tenemos que generar situaciones para que haya más responsabilidad”.

Alicia Luna -secretaria General de ATUR (Asociación de Trabajadores Universitarios Riojanos)

“Hablamos muchos sobre los discursos del odio y la violencia que eso genera, pero no pensamos, en como frenarlos, por eso debemos pensar en trabajar fuertemente en la reglamentación de las redes, en la penalización como método de disuasión a ese tipo de comentarios, desde una diputada que puede poner barbaridades o hasta un meme que se comparte, que es muy difícil controlarlo en las redes sociales.

Pensaba en la concientización, en trabajar este tema, así como trabajamos el de la violencia en general, particular o por cuestiones de género, dejar en claro que no es libertad de expresión, sino que es odio, y el odio mata. No veo otros métodos más que el diálogo, la concientización, la ley aplicada como corresponde, no la aplicación de la ley, que es otra discusión que podemos tener con la justicia.

La ley creada pone en agenda muchos temas, lo ha sido la igualdad de género, la identidad autopercibida, cosas que en muchos casos no era fácil ni siquiera mencionar en el conjunto de la sociedad, pero hemos podido hacerlo cuando se plantea desde la legalidad. A partir de ahí decir esto es una realidad, podemos hacerlo, lo discutamos, charlemos sobre el tema, sensibilicemos.

El odio, no es libertad de expresión, y no pueden los medios de ningún tipo, ni las redes difundirlo, trabajarlo desde ese y todos los lugares, porque la sociedad está impregnada de discursos de odio hacia todo lo que puede odiar porque es un método de los grandes poderes económicos. Es fácil para ellos este tema porque es una de las mejores formas de seguir dominando al pueblo.

Las campañas de odio son las que encuentran más adeptos, va más rápido, la desconstrucción y de amor son más lentas, parecen hasta cursi, cuando es el método, porque el amor es el método hasta pensándolo pragmáticamente.

El método para la construcción colectiva es el amor, no hay otro método, uno lo dice y hasta cuando lo vamos diciendo pensamos en nuestra cabeza esto no es muy cursi, para que vamos a hablar en esto, entonces el amor vence al odio de Cristina dicho tantas veces nos ha hecho reflexionar sobre todo que si lo vence totalmente, aunque ridiculicen la frase y haya generado odios inmensos entre quienes no entienden esta realidad.

Se que desde la psicología social se lo puede trabajar, desde los medios, con una ley de medio intensa y fuerte se puede trabajar porque es formación y sensibilización, sé que la militancia puede llegar a este lugar y que empecemos a desmitificar como cursi palabras que son la razón de nuestra vida como es el amor”.

Natalia Albarez Gómez- Posdoctora en Ciencias Sociales, doctora en Ciencia Política, docente investigadora:

“Los discursos del odio se superan con conciencia que comienza por uno mismo, es siempre de adentro hacia fuera, para que pueda sumarse a la conciencia colectiva. Esa conciencia se logra a través de la formación que implica poder leer detrás de la literalidad, gestionar nuestras emociones, donde al conocimiento en termino de información, de lecturas diversas, de silogismo, razonamiento, se le suma la gestión de las emociones, que es central.

 Esa conciencia que es de cada uno particular y que después se suma a la conciencia colectiva es la única capaz de producir la transformación y es efectiva sobre esos enojos, broncas, emociones negativas que tenemos y se canalizan hacia figuras públicas, políticos y que en el fondo son luchas de poder, porque muchas veces no comprendemos que cierto proyecto con cierta política es la que definitivamente nos da la posibilidad de una movilidad social, como hizo el peronismo en la Argentina. Cuando no somos conscientes probablemente se nos transmite una información y va sin filtro, es como si se posa en nuestras mentes y no la estamos releyendo por eso creo que hace falta conciencia que se trabaja a través de la formación y compromiso personal que se sume a un compromiso colectivo.

Creo que vivimos en un mundo de las respuestas y en realidad deberíamos pasar a un mundo de las preguntas, a interpelarnos, pienso en la mayéutica de Socrates, y creo que solamente con una transformación interior de cada uno, con la conciencia interior de cada uno, con esta posibilidad que nos daría la conciencia de leer detrás de la literalidad, sumar a esta conciencia colectiva y producir la transformación por su puesto desde el amor. Que sería esto en termino concretos darnos cuenta de todas esas emociones, como las canalizamos, el daño que causamos y así poder convertir porque nada puede transformarse si no hay una previa conciencia de que es necesario de que algo se transforme”.

Angeles Mendoza Herrera-trabajadora de prensa en el Instituto Nacional del Teatro-  

“Cuando se habla de discurso de odio, primero pienso que se entra en una generalización, que hay que saber distinguir cuando es un discurso de odio, y cuando es una crítica o una postura distinta a la que uno tiene.

También pensaba desde el ejercicio profesional desde quien sabe de la construcción de discurso, tratar de ser consciente cuando compartimos, recompartimos ideas, frases o dichos de otros, que si pueden estar siendo discurso de odio y cuando hay una argumentación de aquel que dice algo en contra de algo y cuando hay un discurso adjetivando, no basándose en hechos y argumentos, de quienes ejercemos o tenemos una cercanía a la comunicación o sabemos sobre esta construcción del discurso poder cuestionarnos cuando estamos compartiendo algo que no tiene peso real, sino que es un discurso con odio, una bronca, deslegitimación a otros.

También me parece importante esta cuestión de que los discursos de odio generan más polarización en la sociedad, reacciones extremas del lado del otro y me parece que contra eso hay que ir, contra esa extrema polarización de opiniones como blanco o negro y que no hay matiz en las cosas, tratar de no alimentar esas posturas extremistas que con el odio se ven más alimentadas”.

Margott Flores- docente universitaria, especialista en educación superior-

“Los actos de odio impactan con un mensaje falso y transgresor que afecta a la sociedad toda, enfermando su núcleo primario, que es la familia. Mensajes y opiniones cargados de lenguaje simbólicos, y de desacreditación, a los que debemos contrarrestar con la educación para la Paz. La sociedad debe sanar y madurar. La educación es la clave”.

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